La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de suspender temporalmente las importaciones de ganado en pie procedente de México podría tener un impacto inmediato en el mercado interno, particularmente en Tamaulipas, donde los ganaderos enfrentan ya las consecuencias de esta medida.
El pasado 11 de mayo, autoridades sanitarias estadounidenses ordenaron el cierre del cruce fronterizo para ganado mexicano, tras detectar la presencia del Gusano Barrenador, una plaga considerada de alto riesgo para la salud animal. Esta restricción ha frenado la exportación de reses en pie, dejando a los productores con un excedente de animales que ahora deberán comercializarse dentro del país.
En Tamaulipas, uno de los principales estados exportadores de ganado hacia Estados Unidos, esta situación podría provocar una reducción temporal en el precio de la carne de res. Al haber un aumento en la oferta local sin un incremento proporcional en la demanda, los precios tenderían a la baja, de acuerdo con principios económicos básicos.
Actualmente, el precio del kilo de carne de res en el estado oscila entre los 180 y los 280 pesos, dependiendo del corte. No obstante, si el bloqueo comercial se extiende por más semanas, los consumidores podrían ver una disminución en los precios en los próximos días.
Tamaulipas exporta anualmente cerca de 150 mil cabezas de ganado al mercado estadounidense, lo que convierte al cierre de fronteras en un golpe significativo para los ganaderos locales. “Confiamos en que las autoridades de ambos países trabajen coordinadamente para levantar esta restricción lo más pronto posible. Cada semana que pasa representa pérdidas importantes para el sector”, expresó uno de los líderes ganaderos del estado.
Mientras tanto, algunos distribuidores y comerciantes ya se preparan para posibles ajustes en el mercado. Si bien los consumidores podrían beneficiarse de precios más accesibles a corto plazo, los efectos prolongados sobre la industria ganadera podrían poner en riesgo empleos y estabilidad económica en regiones dependientes del sector pecuario.
La situación continúa en desarrollo y las autoridades sanitarias mexicanas trabajan en coordinación con sus contrapartes estadounidenses para atender la problemática y garantizar la inocuidad del ganado exportado.